Es importante, no sólo para la iglesia, sino para toda la humanidad, saber, reconocer, y aceptar, el “único” nombre que se debe invocar para ser salvo. “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Timoteo 2:5). Dice la Palabra de Dios: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Hechos 2:21). “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12). No hay virgen, no hay santo, no hay otro dios, ni otro nombre, porque el único que ofrece salvación es el Dios de Israel; a través de su Hijo JESUCRISTO.
En el Antiguo Testamento, el nombre que se invocaba para ser salvo era: “Jehová o Jah”, el nombre del Padre. Desde Génesis hasta Malaquías, éste nombre era invocado, y en éste nombre, había salvación. El profeta Joel, escribió: “…Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo” (Joel 2:32). En contraste, en el Nuevo Testamento, el libro de Hechos, dice: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Hechos 2:21). Este versículo, se refiere al nombre del Señor Jesucristo. “Porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”.
Jehová, Dios Padre, sujetó a Jesús todas las cosas en el Nuevo Testamento. El Padre es Santo, Santo, Santo, y sigue teniendo la preeminencia porque es Padre. Sin embargo, “… agradó al Padre que en él (Jesucristo) habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz” (Colosenses 1:19-20).
“Yo y el Padre uno somos” (Juan 10:30).
Al final, Jesucristo entregará el reino a Dios, el Padre. “Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas. Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos” (1 Corintios 15:27-28).
El Señor Jesucristo dijo claramente: “… os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre” (Juan 6:65).
“… Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). Por lo tanto, Jesucristo, es el único nombre dado a los hombres en que podemos ser salvos, en este siglo y en el venidero; y en ningún otro hay salvación.
“… Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). Por lo tanto, Jesucristo, es el único nombre dado a los hombres en que podemos ser salvos, en este siglo y en el venidero; y en ningún otro hay salvación.
En síntesis, hay un solo Dios, y un solo mediador, Jesucristo hombre. En ningún otro hay salvación. Y todo aquel que invocare el nombre del Señor Jesucristo será salvo. Gloria a Dios!
“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1 Timoteo 2:5).
“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”
(Hechos 4:12).
(Hechos 4:12).
“Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Hechos 2:21).
En fin, es importante para la iglesia y para toda la humanidad aceptar el nombre del Señor Jesucristo. Este es el “único” nombre que se debe invocar para ser salvo. “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”
(1 Timoteo 2:5). Y como ya lo mencionamos anteriormente, dice la Palabra de Dios: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Hechos 2:21). Y en ningún otro hay salvación.
(1 Timoteo 2:5). Y como ya lo mencionamos anteriormente, dice la Palabra de Dios: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Hechos 2:21). Y en ningún otro hay salvación.
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