Matilde Ortiz Román
La Biblia contiene 66 libros, 1.189 capítulos, 31.058 versículos y 775.693 palabras. Fue escrita en hebreo y griego, pero en la actualidad está escrita en casi todos los idiomas y dialectos.
La Biblia fue escrita por 40 autores, entre ellos pastores, doctores, sacerdotes, profetas, apóstoles, poetas, reyes, etc. A pesar de ser escrita por diferentes autores y en diferentes edades, ninguno de sus libros se contradice, sino que todos tienen un tema en común: “UN SALVADOR DIVINAMENTE ESCOGIDO”. Es el único libro que trata de diferentes materias.
Podríamos compararlo con un palacio. Su portal, GÉNESIS. El museo de la victoria, ÉXODO. Las cámaras legislativas, LEVÍTICO y DEUTERONOMIO. Sala de censo, NÚMEROS. Cámara real, REYES y CRÓNICAS. Sala de música, LOS SALMOS. Salón de armas y trofeos, JOSUÉ y JUECES.
La BIBLIA es SEGURA como el arca de Noé. DULCE como la miel. AFILADA como la espada de Gedeón. ARMONIOSA como el arpa de David. PERFUMADA como la rosa de Sarón.
INMACULADA como el lirio de los valles. AMANTE como el pastor del Salmo 23. UNGIDA como el aceite de la unción. REJUVENECEDORA como el rocío de Hermón. PODEROSA como el manto de Elías. VIRTUOSA como la vara de Moisés. HOSPITALARIA como el cuarto de la mujer de Sunem. PROTECTORA como los muros construidos por Nehemías. INVENCIBLE como Mardoqueo. ACOGEDORA como la cueva de Adulam. REFULGENTE como el sol de Justicia de Malaquías. RESISTENTE AL FUEGO DE LA PERSECUCIÓN como los jóvenes hebreos. DIRECTA como los proverbios. CERTERA como el arco de David. AMIGABLE como la amistad de Jonatán. REFRESCANTE como los pozos de Isaac. VISIONARIA como la almohada de Jacob. VARIADA como el vestido de José. PROVIDENCIAL como el canastillo de Moisés. INTERMINABLE como la botija de aceite. INDESTRUCTIBLE como la zarza de Sinaí. FRUCTÍFERA como las gavillas de Rut.
Este LIBRO es VASTO como el mar. ALTO como el firmamento. INFINITO como el horizonte. CLARO como la aurora. LUMINOSO como el sol. DIÁFANO como el lucero. PERFUMADO como el lirio. HERMOSO como la luna. RICO como el oro. DULCE como la miel. FRESCO como el agua del manantial. DURO como un arrecife.
La BIBLIA ha transitado todos los senderos, ha cruzado todas las fronteras, ha navegado todos los océanos, ha subido todas las montañas, ha entrado en todos los hogares, ha hablado en todos los idiomas. Ha viajado por desiertos, caminos, selvas, desoladas regiones, caudalosos ríos, por tierra, agua y mar, abriendo sus tesoros de oro, incienso y mirra.
Este LIBRO se convierte en mapa al viajero, luz al camino, báculo al caminante, compás al piloto, espada al soldado, regla al cristiano, mina al explorador, agua al sediento, pan al hambriento y leche al desfallecido.
La BIBLIA es la Palabra de Dios, comenzó antes que la luz y permanecerá cuando no haya noche. Comenzó en un jardín continuará en una ciudad. Empezó en una mañana seguida de una noche, transcenderá en un día eterno sin noche. Comenzó con el principio o alfa, seguirá con el fin de todas las cosas u omega. Abre sus páginas con el clamor de “haya luz”, las cierra con el clamor “haya vida”. En ella hay lágrimas, sollozos, odio, amor, duda, temor, humildad, arrepentimiento, rebeldía y todas las pasiones humanas; pero sobre todas se destaca la gran pasión y compasión del amor de Dios. Vio pasar muchas civilizaciones y caer grandes imperios, pero ella está en pie. Sus símbolos cumbres son: UN PESEBRE, UNA CRUZ y UNA TUMBA VACÍA.
Ella ha sido mi todo. Me ha guiado, orientado y fortalecido cuando no he tenido ni el más leve apoyo del hombre. Pero ella me ha sido como un firme arrecife en medio del mar. Segura, firme, inconmovible… Cristo y su Palabra son mi todo. Fuera de eso lo otro es vanidad y tontería… Que Cristo crezca… y que yo mengue… y cuando palidezcan las estrellas y se obscurezcan los luceros, el fulgor de los que verdaderamente enseñaron la Palabra alumbrará como estrellas a perpetua eternidad.
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